Valle Hermoso, Tam. Los jefes de familia se llevaron la gran sorpresa al acudir al mercado a surtir los productos tradicionales para el desayuno dominical en familia y se pudo constatar que la tradicional barbacoa se disparó a 300 pesos el kilo, alegando el comerciante que la cabeza de res, materia prima para elaborar ese producto alimenticio, la adquieren en el mercado de Texas y la tienen que pagar en dólares, que adquieren a casi 20 pesos, por lo tanto tienen que aumentar el precio del rico producto alimenticio de gran consumo familiar.

Al seguir cuestionando los consumidores dijeron que de la noche a la mañana todo amaneció más caro, el kilo de tortilla o los 900 gramos a 18 pesos, el refresco embotellado de cola de 2.5 litros a 30 pesos, la cebolla, tomate, aguacate y otras verduras y vegetales con precios por las nubes y ni modo, tenemos que comer y se imagina lo que cuesta un desayuno dominical en casa de una familia de 6 miembros, carísimo, comentaron con cara de preocupación madres de familia.

Al entrevistar a líderes del movimiento obrero del municipio, como Simón Herrera Medellín, valor moral del movimiento obrero en este municipio reconoce que la crisis económica que campea en el país es un fenómeno que flagela la economía y lastima a las familias de los trabajadores, problema difícil de vaticinar cuando llega a su fin, pues a diario se encarece todo lo que consumen las familias para subsistir.

Al abordar el tema del salario mínimo, Herrera Medellín considera más importante que haya fuentes de trabajo para la ocupación de la mano de obra femenil y varonil, que este periodo de fin de año se agudiza la desocupación obrera.

El tan anunciado aumento salarial no causa animación, porque nos salen con un incremento de 2 a tres pesos, que de nada sirven para aliviar la economía, señala.

Algo muy importante que los trabajadores deben arraigar, es la cultura del gasto, comprar solo lo necesario para el sostenimiento del hogar, nada de despilfarro y mucho menos compras de artículos superfluos y tratar de ahorrar algo, pues a como están las cosas no esperamos que venga algo bueno, al contrario desempleo y carestía de productos y servicios de uso y consumo cotidiano, dice.