Conocía cura baldío donde murió Leonardo Avendaño

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CIUDAD DE MÉXICO.- El padre Francisco Javier Bautista conocía el baldío donde Leonardo Avendaño fue hallado sin vida el 12 de junio, dentro de su automóvil.

El predio se ubica en una calle de terracería de la Colonia Héroes de 1910, en la zona boscosa de la Alcaldía Tlalpan.

Ayer, durante la audiencia de vinculación a proceso, Irma Corina, una de las secretarías del cura, aseguró que el sacerdote estuvo en ese sitio en octubre de 2018, pues ahí se llevó a cabo el festejo de cumpleaños de un amigo cercano.

El lugar lo conozco porque a mi mamá le gusta, también porque ahí se hizo la fiesta de otro sacerdote que es amigo del padre Francisco”, explicó la mujer durante su intervención como testigo de la defensa.

Durante la audiencia, el Ministerio Público evidenció que el padre faltó a uno de los 10 mandamientos, pues mintió en las primeras declaraciones ministeriales.

El presunto homicida afirmó que la última vez que vio con vida a Leonardo fue el 10 de junio.

Sin embargo, las indagatorias de la PGJ capitalina señalan que la noche siguiente la víctima se presentó en el domicilio del padre, ubicado dentro de la misma Parroquia Cristo Salvador, donde se conocieron y convivían desde hace 8 años.

Incluso, Leonardo avisó, a su hermano y un amigo, que visitaría el recinto religioso.

El sacerdote también aseguró que había olvidado su teléfono dentro del coche del joven, razón por la que ambos equipos fueron geolocalizados en la iglesia y durante el trayecto al descampado, durante la madrugada del 12 de junio.

Los investigadores detectaron el celular del párroco horas después muy cerca del templo, en la Colonia Ampliación Miguel Hidalgo, cuando la lógica indica que debió permanecer en el auto.

Además de presentar a dos empleadas de la iglesia como testigos, la defensa del imputado, conformada por 10 abogados de dos despachos distintos, recurrió a un dictamen pericial alterno.

Sin embargo, el Juez de Control determinó vincular al párroco a proceso penal, después de siete horas de debate en la sala 28 de juicios orales y tres recesos.

También estableció un periodo de tres meses para el cierre de la investigación complementaria.

Los resultados de los peritajes y la necropsia hechos por las autoridades arrojaron que el joven, de 29 años, murió estrangulado en los asientos traseros del vehículo, y entre su ropa fueron localizados dos envoltorios con presunta cocaína.

En su única intervención, el sacerdote, quien ingresó a la audiencia relajado y terminó con un semblante desencajado, sólo argumentó que no estuvo en el lugar de los hechos.

Afuera de las instalaciones del Tribunal Superior de Justicia, un grupo de 200 vecinos, amigos y gente cercana al cura no dejó de rezar y cantar alabanzas para demostrarle su apoyo.

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