El origen de los huevos y el conejo de Pascua

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La Pascua, originalmente, es una fiesta religiosa que se celebra la muerte y resurrección de Cristo, aunque a lo largo de la historia se la han sumado más tradiciones como la de los huevos de Pascua.

El de estos coloridos huevos forman parte de las celebraciones anglosajonas donde representaban la nueva vida y el inicio de la primavera. En el siglo XIX surgió la tradición de decorarlos y hacerlos de chocolate.

En el catolicismo se retomaron algunas de las tradiciones, se adaptaron y relacionaron con la muerte y resurrección de Jesús. Por ejemplo, la prohibición de comer carne durante la Cuaresma (40 días antes de la muerte de Cristo) se sumaba también la de consumir huevos.

Durante ese tiempo las familias decidían conservarlos y, en una primera instancia, se los recubría con cera para evitar que se vencieran. Con el paso de los años se incluyó la pintura, para luego regalarlos a familiares y amigos el domingo de Pascua.

Tiempo después, se cambiaron los huevos clásicos por los de chocolate y la tradición se extendió a todo el mundo hasta la actualidad.

Leyenda del “conejo de Pascua”

Tiene su origen en la era precristiana entre los pueblos del norte de europa, ya que el conejo es símbolo de la fertilidad relacionado con las fiestas por la primavera en las tradiciones germana, celta y escandinava.

Su alta capacidad de procreación hacen que también sea vinculado con la diosa germana Ostara, también conocida como Eostre, quien a se le rendía tributo cuando llegaba la primavera.

La teoría fue retomada por diversos autores desde el siglo XVII, quienes ven la similitud del nombre de la diosa con el nombre de la Pascua en inglés: Easter.

En Fenicia, Astarté era la diosa de la fertilidad, así que algunos autores consideran que en alusión a ella también puede ser la designación de Easter en algunos países centro europeos.

Hay registros bilbiográficos sobre la tradición de la decoración de Huevos de Pascua y el Conejo que los lleva por las noches desde el siglo XVII.

TRADICIÓN JUDEOCRISTIANA
De acuerdo con esta leyenda, un conejo que se encontraba en el Santo Sepulcro fue testigo de la resurección de Cristo. Así que salió de la cueva para transmitir la alegría y que las personas dejaran de estar tristes. Desde entonces sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores para recordarle a la gente la alegría de la resurección de Cristo.

TRADICIÓN GERMANA
Existe una leyenda alemana en la que una mujer muy pobre que no podía dar dulces a sus hijos, esconde huevos decorados en el jardín para que los encuentren. Por una casualidad, un conejo sale de su madriguera y es visto por los niños, quienes creen que ha sido el conejo quién los ha premiado escondiendo huevitos durante la noche.

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