NUEVO LAREDO.- Después de conocer la complicada situación de los cubanos que llegaron a la ciudad Fronteriza, quedándose varados sin cobijo, comida y sin la oportunidad de ingresar al país vecino como era su sueño, una familia de Nuevo Laredo decidió solidarizarse y demostrar que ante una situación de fragilidad, la unión entre familias hace la fuerza y devuelve la esperanza de que todo estará bien.
La señora Cecilia Zamudio, madre soltera y ama de casa, impulsada por dos sus hijas, decidió organizar a su familia y algunos amigos para llevar un apoyo hasta donde se encontraban los isleños en espera de una respuesta ante su situación.
“Somos mis dos hijas, mi madre, una vecina y yo. Nosotros mismos cooperamos y le trajimos ayuda a ellos, sin esperar nada a cambio porque hay que ponerse en sus zapatos”, dijo con aflicción.
Desde muy temprano esta familia habitante de la colonia Nueva Era, se levantó con los ojos puestos en “sus hermanos cubanos”, tal y como lo describieron, y con el sazón lleno de amor y esperanza, para llevarles un guisado caliente de pollo con papa, arroz un poco de agua y algunas sodas, solamente con la intención de “regalarles un taquito y que recuperen fuerzas”, aseguró doña Consuelo, madre de la señora Cecilia.
Maely Román Zamudio y Arely Román Zamudio, fueron las dos hermanas encargadas de ayudarle a su abuelita a servir los platos y entregárselos uno por uno a los caribeños, quienes rápidamente agradecieron el alimento y comenzaron su afortunado desayuno.
Adriana Ayala, vecina de esta familia también participó en esta obra de caridad, donde al menos setenta personas tuvieron la oportunidad de recibir “el pan de cada día”.
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