CIUDAD DE MÉXICO.-Parece que el tiempo no pasa por Guns N’ Roses ni por las poco más de 18 mil almas que anoche se dieron cita anoche en el Palacio de los Deportes para ver de nueva cuenta en el país su esperado reencuentro.
Tras 60 minutos de retraso, la agrupación estadounidense salió a escena a las 21:28 horas, ante el júbilo de los presentes, que tenían sus celulares en todo lo alto para dejar plasmado el evento que esta vez tuvo dedicatoria a los jugadores del equipo Chapecoense, además de recordar con sus canciones a Pink Floyd y a Eric Clapton.
“México”, gritaron para iniciar un potente repertorio con “It’s so easy” y el trueno como si de armas se tratara en repetidas ocasiones.
Con un sombrero y paseando por la pasarela, lo que no pudo hacer en su visita en abril por una fractura, Axl Rose emocionó acompañado una vez más por Slash, Duff McKagan, Richard Fortus, Frank Ferrer, Dizzy Reed y Melissa Reese, quienes en cada oportunidad demostraban su virtuosismo en los instrumentos, cuyos movimientos eran imitados por los fans ante su emoción de tocar al aire igual que sus ídolos.
Entre su producción, hubo unas escaleras que se encendían para subir a un segundo piso y una gran pantalla al fondo con sus proyecciones y algunos gráficos. Puños al viento, señales de amor y paz o la que caracterizó al movimiento de rock and roll en los años 70 no dejaron de verse en quienes no dudaron en ponerse chamarras y playeras con el nombre de la banda para la ocasión.
“Guns N’ Roses”, se escuchaba al unísono y Axl supo cómo responder a eso con “Welcome to the jungle”, coreada de principio a fin.
Le siguieron “Double talkin’ jive”, “Mr. Brownstone” o “Live and let die” en lo que fue un show en el que incluyeron otros covers como “Wish you were here” o “Knockin’ on heaven’s door”, de Bob Dylan, que esta noche los músicos dedicaron a los futbolistas del equipo Chapecoense de Brasil, fallecidos el lunes en un accidente aéreo a las afueras de Medellín, Colombia.
Hubo pocas palabras de los integrantes, pero mucha fiesta emanada desde sus dedos y su sudor.
Gritos agudos, lentes de sol, sus sombreros y un paliacate no fue lo único que los caracterizó esa noche, también el compromiso de darle lo mejor a su gente.
A los mexicanos no les bastó verlos juntos una vez y enloquecieron de la misma manera, pues muchos afirmaban no saber si volverían a verlos. Es por ello que ni las sillas de ruedas ni la edad fueron impedimento; muchos recuerdos evocaban de quienes cantaron con su más potente voz “Civil war”, “Sweet child o’ mine”, “November rain” o “Paradise city” con cervezas en la mano y moviendo sus cabezas y pies de un lado a otro.
Se trató del primero de dos shows en el Domo de Cobre como parte de la gira Not in this Lifetime, mensaje que pusieron en la pantalla durante la espera en su retraso.
Aunque sin Izzy Stradin ni Matt Sorum, se llevaron los aplausos.
“Es un chico malo Richard”, dijo Axl al presentar a los integrantes. “Y Slash”, mencionó, pero el guitarrista no necesitaba presentación, pues fue el más aplaudido en temas como “Coma” o “Speak softly love”.
Manecillas del reloj, siluetas de mujeres o calaveras aparecían en las pantallas ilustrando las letras de las canciones más emblemáticas en más de tres décadas de carrera. Su vocalista continúa habiendo vibrar con su voz, aunque la edad no es igual pues en ocasiones desaparecía del escenario para descansar, o así para cambiarse de sombrero o playera.
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